España es el único país donde se permite aún la práctica de la caza con perros. Los galgos es una de las razas de canes que más sufren las consecuencias de una tradición milenaria.
En los últimos días la Plataforma No a la Caza (NAC) organizó una nueva jornada de protesta para exigir el fin de la caza con perros. La manifestación tuvo lugar simultáneamente en Alicante, Barcelona, Cáceres, Castellón, Gijón, Las Palmas, Mérida, Murcia, Salamanca, Santander, Segovia, Sevilla, Toledo y Zaragoza, y fue apoyada por Equo, el Partido Animalista (PACMA) y treinta asociaciones de defensa animal.
Los manifestantes acudieron a los puntos de concentración con sus galgos y otras razas que son usadas para la caza para expresar su descontento y protestar contra el maltrato animal.
En España, hay 190.000 galgueros federados y medio millón de perros registrados para cazar. Sin embargo, el portavoz de la Plataforma NAC, Sergio Marqués, ha expresado a EFE que estas cifras «son menores a la realidad y el problema es la industria que esconde detrás».
La Finalidad
La principal finalidad de la concentración, que se celebra en febrero desde 2010, pretende concienciar a la sociedad acerca de que los perros utilizados para cazar, fundamentalmente galgos y podencos, y su uso como herramientas de trabajo, en vez de seres vivos que tienen derechos a bienestar y cuidados.
En un post que ya publicamos sobre la realidad de los perros de caza en España recordamos que al terminar la temporada, algunos cazadores se deshacen de los perros, los más afortunados son abandonados en bosques a su propia suerte, muriendo lentamente de hambre y el resto son asesinados en las horcas.
Marqués también se ha referido a ello. Amplía que muchos perros son abandonados y muchos cazadores no les colocan el chip o se los arrancan para no poder ser identificados.
Otra de las razones por la cual NAC, el PACMA y otras organizaciones que trabajan a favor de la defensa de los animales, es la búsqueda del endurecimiento de las penas por maltrato animal, ya que la máxima son 18 meses de prisión según el Código Penal, aplicar la misma legislación a los lebreles (galgos, podencos…) que al resto de animales de compañía, prohibir la tenencia de animales atados de forma permanente y más controles policiales durante la época de caza.
Además, la Plataforma insiste en la creación de un registro nacional con los datos, número de chip e identificación de los propietarios, así como con los movimientos de cesión o venta de animales, acreditando los motivos de baja en dicha base de datos.
Descontrol y cosificación
Según el manifiesto que difundió la Plataforma NAC la caza en España se traduce en la muerte de unos cincuenta millones de animales al año.
También aseguran que la entre los cazadores y sus canes se aleja de la habitual con otros seres vivos. «Cosifica a los segundos para convertirlos en objetos de consumo, simples servilletas de papel, arrojadas a la basura tras cumplir la función para la que fueron concebidas», destaca el texto del manifiesto.
Alertan sobre la poca disciplina que hay para lograr el bienestar de los animales «sin control administrativo ni cuidados veterinarios, durante la temporada de caza los galgos malviven en el hacinamiento, en la malnutrición (poco más que pan y agua, para que no se habitúen al sabor de la presa) y desprovistos de cualquier muestra de afecto».
Deploran el hecho que al final de temporada, cuando el animal ya no se muestra útil para la caza, «se le elimina. Otro ocupará su lugar y correrá su misma suerte».
Critican además que las normas de protección animal y las de conservación de la naturaleza se dictan subordinadas a particulares intereses económicos.
La exigencia se resume en «pasos firmes, sólidos, visibles, encaminados a terminar con la caza como actividad legal» en España y la «prohibición prioritaria de las modalidades más agresivas, aquellas en que se usan perros para la práctica cinegética, como la caza de la liebre con galgo, como las rehalas de caza mayor, como el control de animales domésticos asilvestrados o como el perro de madriguera».
Los que defienden un «arte milenario»
La otra cara de la moneda en esta situación está en las posturas de la Real Federación Española de Caza (RFEC) y la Plataforma en Defensa de la Caza con Galgo (PDCG), asociaciones que se han mostrado en contra de la prohibición de la caza con galgo, una práctica que defienden como un «arte milenario» desde hace más de 25 siglos y que aseguran «no tiene absolutamente nada que ver con el maltrato animal».
Luego de las manifestaciones en contra de las artes cinegéticas con perro, el presidente de la junta gestora de la RFEC, José Enrique Sánchez Velázquez, ha mostrado el absoluto rechazo de los cazadores al maltrato animal. De hecho, recuerda que en «multitud de ocasiones» ha sido acusación particular en este tipo de expedientes.
Insiste en que no guarda ninguna relación la caza con galgo con el maltrato animal. El presidente de la Plataforma de la Caza con Galgo, Abraham Corpa Martínez, ha sido aún más directo. Califica a las organizaciones animalistas de «oportunistas» y de pretender «mezclar las churras con las merinas».
«Los galgueros somos gente que amamos nuestros perros como un miembro más de nuestra familia. Otra cosa son los maltratadores, que son verdaderos indocumentados que deben de ser castigados por sus atrocidades», ha insistido.
Martínez también criticó a los informativos de TVE por ofrecer, a su juicio, una información sesgada que nada tiene que ver con la realidad y por incluir en la noticia la frase de que en Alemania, Bélgica, Escocia o Reino Unido está prohibida la caza con perro, «cuando eso es absolutamente mentira». Finalmente, reclaman que no se insulte al colectivo de cazadores que suma más de un millón y medio de personas.
Como podemos ver, esta lucha no es nueva. Desde hace ya 6 años las organizaciones animalistas luchan por dar fin al uso de los perros en la caza de otras especies. Sentimos la necesidad de unirnos a esta lucha. Nuestra contribución es esta. Informar en esta comunidad sobre esta situación y ayudar a crear conciencia sobre la importancia de garantizar bienestar a los animales. No queremos seguir leyendo sobre la muerte y abandono de galgos, que luego de ser utilizados por sus amos, son abandonados a su suerte. Eso debe acabar. Y debemos seguir trabajando para que así sea.