Las tragedias de los encierros taurinos

España encierros

“Yo no siento pena cuando una persona muere a causa de una cornada de un toro, si minutos antes disfrutaba del sufrimiento del animal”. La frase no la dijo nadie. Proviene de la imaginación de quien escribe. Pero no sería ninguna sorpresa si alguien opinara de esa forma. La indignación que produce la crueldad hacia los animales, muchas veces es proporcional al sufrimiento de las especies.

Todos sabemos el trato cruel que reciben los toros en España. Se calcula que en el 2014 más de 7200 toros y novillos murieron en plazas de todo el país, según reportó El Diario. La cifra no incluye la cantidad de estos animales que fueron asesinados (y antes torturados) en las distintas “fiestas populares” que cada año se repiten en nuestro país. En otro artículo hicimos un compendio de varias de estas festividades, en las cuales los animales resultan maltratados y asesinados. Leer el artículo aquí.

10 fallecidos en 2015

En el 2015 se han registrado 10 personas fallecidas durante los llamados encierros taurinos. Esos eventos en los que un toro es soltado en las calles del pueblo, mientras que las personas corren por sus vidas. Sí, por más ilógico que suene, estos eventos son muy populares en nuestro país. Todos crecimos asumiendo con normalidad, lo que para personas de otros países, es un total sinsentido.

La cifra de 10 personas muertas es altísima. No se tiene registro de otro año en el que haya habido más fallecimientos por esta causa. Esta cantidad iguala a la del 2009, cuando también perdieron la vida una decena de personas en festividades de este estilo.

En el 2012 fallecieron 8 personas; siete en el 2010 y 2011, y cinco en el 2007. En los años del 2000, 2002, 2005 y 2006 se contaron dos muertos; tres en el 2001, 2003, 2004 y 2008. Mientras que cuatro fallecidos dejó el 2014.

Y no es que los toros hayan tomado venganza, como algunos dicen. Estos animales no saben de maldad, sino que reaccionan por instinto y movidos por el estrés, el dolor y el temor.

La vida en riesgo

¿Existe necesidad de poner la vida en peligro? No, obviamente. Aunque, al parecer, la adrenalina de ser perseguido por un toro cuyos cachos son tan penetrantes como un puñal, es algo que algunos no pueden obviar. En estos festejos, el alcohol abunda y las parrandas son de varios días, así que cuando llega el momento de huir del toro, muchos están ebrios y trasnochados. Ante cualquier descuido pueden quedar a merced del animal.

Vale acotar que en este tipo de eventos la gente no solo corre inocentemente delante del toro. Ojalá todo terminara ahí. Durante el trayecto, se encargan de lastimar y atosigar al animal, con gritos, golpes y palos. Resultaría entendible que el toro reaccionara con agresividad, pero cuando atacan suelen hacerlo como defensa propia. Estas fiestas no son reguladas bajo ninguna ley. Es cada comunidad autónoma quien se encarga de aplicar las “normativas”. Pero la realidad es que casi todo es permitido. El destino final de estos toros es el matadero.

El primer caso del 2015

  • La primera víctima de este año falleció el 24 de junio. Fue un hombre de 43 años quien perdió la vida al recibir una cornada, durante la lidia tradicional de San Juan, en las fiestas de los Sanjuanes de Coria.
  • Al siguiente día se anunció la muerte de un habitante de L’Ampolla, en Tarragona, quien había sido herido el 22 de junio durante la fiesta mayor de San Joan.
  • En el barrio del Grau, en Castellón, cada año se celebran las fiestas de Sant Pere. Fue en ese marco que un hombre de 54 años perdió la vida el 5 de junio, también por una cornada
  • Los filosos cachos de un toro le causaron la muerte a un turista francés, el 14 de julio, durante los eventos taurinos de Pedreguer, Alicante.
  • En Villaseca de la Sagra (Toledo), el 9 de agosto, se le apagó la vida a un hombre de 32 años, tras recibir una cornada en el cuello. El descuido de la víctima también influyó en la tragedia, ya que se encontraba distraída con su celular cuando apareció el enorme animal.
  • Dos hombres fallecieron el 14 de agosto. Uno de los hechos ocurrió durante las fiestas del “bou al carrer”, que todos los años se celebran en la localidad de Museros, en Valencia. También fue a causa de una cornada. El otro deceso tuvo lugar en Blanca (Murcia). Un toro embistió a un hombre de 55 años en un encierro.
  • José Alberto Peñas era el concejal del pueblo de Traspinedo, en Valladolid, hasta que perdió la vida el 15 de agosto durante un encierro. El político contaba con 36 años.
  • Al día siguiente, el 16 de agosto, un hombre murió luego de ser corneado en una suelta de vaquillas en Lerín, Navarra.

Tragedias que se pueden evitar

Muren hijos, padres y esposos. Muchas mujeres también participan de estos actos, así que podrían dejar niños huérfanos. Son desgracias que se pueden evitar. Estas “festividades” no aportan nada bueno a la sociedad. Solo sirven para que las persona se diviertan con el sufrimiento del toro y que experimenten una subida de adrenalina. Pero cuando luego de estos eventos se debe asistir al cementerio, el asunto pierde toda la gracia.

En los últimos días hemos visto claras señales de que ha crecido la consciencia de los españoles en el tema de protección animal. Pero falta mucho. Desde esta tribuna respetamos las tradiciones y eventos culturales de cada comunidad, siempre y cuando alguien no salga lastimado, sea una persona o un animal. Y lo cierto es que en estos eventos sufren los animales y también las personas. Lamentablemente, la mayoría de los gobiernos regionales se quedan de brazos cruzados ante esta grave situación, con tal de no perder popularidad.

Creemos que deben existir leyes más severas y homogéneas, que ataquen con fuerza al maltrato animal.

Los avances que han surgido sobre este tema en España, y el hecho de que ahora las leyes sean un poco más estrictas que antes, se debe únicamente a la presión ejercida por la sociedad organizada en fundaciones e instituciones animalistas. Así que la responsabilidad de todos los que amamos a los animales es cada vez mayor. El Gobierno colaborará solo si percibe interés por parte de los ciudadanos.