Es conocida como “Chelo”, aunque su nombre de pila es Consuelo Silva Durán, conocida en Pontevedra como la “madrina de perros maltratados”, ya que ha mostrado en los últimos años una sensibilidad y sentimientos ejemplares para adoptar a los canes que sufren.
“Chelo”, de 41 años, es vista como una heroína en Galicia, debido a que, mientras la mayoría de la gente busca perros de raza, ella solo quiere ayudar al animal, sin importar su estirpe o antecedentes.
Primero compró a Pipo, hace tres años, posteriormente, en agosto de 2015, llegó a su casa del lugar de Mos Krugui, el mestizo que se hizo conocido en toda España tras ser arrojado contra la valla de la perrera municipal de Pontevedra. Las cámaras de vigilancia del recinto de Campañó, que gestiona la protectora Os Palleiros, captaron el momento y el vídeo se convirtió en viral.
De hecho, “Chelo” reconoció en el portal lavozdegalicia.es que “siempre quise un perro más grande que Pipo y pensaba ir a la protectora de Cambados. Pero un día estaba comiendo con mi hija y salió la noticia”.
Su hija Nerea, que entonces tenía 18 años, se puso en contacto con Os Palleiros para ver si era posible la adopción. “Hubo que esperar cuarenta días para traerlo a casa”, relata. La adaptación del animal a su nuevo hogar fue fácil. “Chelo” tiene una casa con finca y lo más importante, mucho amor y un trato digno, el cual merecen todos los animales, igual que cualquier ser humano.
Life, un caso mediático
Del caso de Life, el perro que fue rescatado el pasado abril por Os Palleiros casi moribundo tras ser abandonado por su dueño sin dejarle comida ni bebida en una finca de Salcedo, “Chelo” supo por las redes sociales. “Vi la foto que colgaron. Sentí rabia e impotencia y pensé enseguida en solicitar la adopción si salía de esa”, apunta la señora Duran al mismo medio de comunicación. Y es que “Chelo” pensó que igual se lo quedaban en la protectora. Pero otra vez su hija Nerea, que colaboró como voluntaria con Os Palleiros, llamó y ahí empezó todo el proceso.

Life pasó su primera noche en Moraña el jueves. “Le puse una manta en el suelo y me levanté de madrugada para ver si tenía frío. Estaba perfectamente y dormía tranquilo”. Cuando a Chelo se le pregunta por el maltrato animal se puso seria, mostrando su compromiso con la especia. “El que tiene un animal lo tiene que cuidar, si no que no lo tenga. El maltrato es un delito y creo que las penas tendrían que ser todavía más duras”, concluyó.